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NO SE TERMINA HASTA QUE TERMINA

Nuestro poeta del rugby anduvo por Sauce Viejo y escribió sobre la final. La pluma más distinguida del Litoral nos dejó este escrito y además te dejamos el compacto con lo mejor de la consagración del Vendaval.



Y si algo de esperanzas latentes quedaban todavía, había ya un compromiso pactado. El momento había llegado, sin más prisa de la aconsejable, pero en el escenario más desenvuelto. No por ello menos oportuno se hizo presente el más frio viento que se pudo pedir a ésta altura del año como una burla del destino, como vientos de cambio. Hacia el norte corría y hacia el norte empujaba, quizás presagio caprichoso de algún sueño colectivo.

Impecable el campo, colorido el entorno y muy bullicioso la multitud de corazones palpitantes. Los acordes de la canción más linda se oyeron pero no fueron oídos. Esa que en diciembre pasado fue la que convocó a miles de almas en las calles de toda la república vitoreando al deporte más popular, hoy no fue atendida con el respeto y el protocolo que merece. Una minoría pudimos disfrutar de la interpretación y la emoción que nos provoca mariposas en el estómago.

Poco después, cuando ya se había dispersado el irrespirable humo de colores con el que son recibidos los gladiadores, un ave rapaz autóctona sobrevoló todo el tiempo tratando de investigar de qué se trataba esa otro ave de plástico y cuatro hélices que compartía su espacio aéreo. En tierra se definía no sólo una partida, si no también el corolario de muchos meses de trabajo y sacrificio acompañado de altas dosis de amor propio y condimentado con el fuego sagrado que arde dentro de cada uno de ellos.

Todo era el fiel reflejo de la temporada anterior cuando los mismos clubes protagonizaron la misma instancia y en aquella oportunidad la moneda cayó de cara. Misma suerte que los acompañó durante casi toda la actual temporada. Casi toda porque cuando ya estaba resuelto el primer objetivo que era asegurarse un lugar entre los cuatro finalistas se produjo un inexplicable cambio. Aún siendo el mejor, el más efectivo, el más astuto, el más compacto, dejó traslucir yerros propios, algunos provocados por el contrincante y otros de los no forzados.

Desde el comienzo, pero más acentuado en el segundo capítulo, el rival olió sangre y desorientación. Inteligentemente y habiendo aprendido la lección del año pasado se hizo profundo en sus recursos y sintiéndose apto de enrocar aquella pesadilla por la primera coronación, fue por todo. Con dientes apretados y algún pasajero sobresalto logró que esa moneda en el aire hoy caiga de cruz, convirtiéndose en el segundo no rosarino en conseguirlo.

Sólo quedaban unos segundos para que de un derechazo largo que enredara el balón entre las ramas más altas de aquel fresno, se convierta en una interminable catarata de gritos de alegría y festejos congelados, ávidos por soltarse con desmesura y pasión. Todos tuvieron tiempo para sus lágrimas: felicitaciones para Estudiantes de Paraná por haberse metido en la historia del TRL y abrazo contenedor para Gimnasia y Esgrima de Rosario que en ésta se quedó con las manos vacías pero que, en pocos días, un nuevo torneo les dará revancha. Bañemos de honor y gloria a los integrantes de ambos clubes que, dentro y fuera de la cancha fueron el origen de las hermosas emociones que pudimos disfrutar. Que viva el rugby. ¡Salud!


BONUS TRACK

Pasan los años y la duración de la carrera deportiva de los jugadores es muy variable. El todavía amateurismo del rugby de clubes los enfrenta a otros compromisos de la vida diaria, laboral, estudiantil, familiar y obviamente de la integridad física que acompañe. No muy distinta es la del jugador 31, que tiene esas mismas vicisitudes, que transpiran la misma pasión, que se entrenan físicamente y teóricamente de la misma manera. Y a veces más. Ese jugador está en todos los partidos vestido de un color distinto a los otros 30. Sin él no se podría jugar y gracias a él se puede jugar. Hoy fue el último partido de uno de ellos. Para los hombres que por estos tiempos usan uniforme rosa también les pido un manto de honor y gloria.

Caballerosamente.

El Poeta del Rugby.


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