Enero parece ser época de sumar, de acopiar. Hay una búsqueda de más clicks no por hacer el esfuerzo de contenido, brindar mejor info, datos o incluso, primicias. No. Publicar lo que sea. Generar tráfico, vender publicidad. Generar clicks.
Como hay escasa actividad rugbística en el hemisferio sur que capte la atención y sí la hay en el norte, donde promedian campeonatos locales y continentales, lo que se publica para y por los clicks está relacionado con Europa: lo que pasa en Europa, los que juegan en Europa y los argentinos que por estar allá no pueden jugar en Los Pumas, que ya explicamos, es una falacia. Con eso, manipulan unos y replican otros. Eso da clicks.
Esta búsqueda de “clicks modernos”, parafraseando al enorme disco de Charly García de 1983, no hace más que degradar el contenido, porque la competencia es por velocidad y cantidad de posteos, no por la calidad.
Entonces, se suma una nueva categoría para generar polémica, ergo, clicks: los argentinos que se van a ir a jugar a Europa (real o supuestamente) post mundial, o en 2020, o cuando fuere. Y desde ahí, caerles con todo.
Otra vez, polvareda. Típica argentina: ¿Cómo qué Matera se va al Stade Francais?, ¿cómo que Landajo se va a ir a Harlequins?, ¿cómo que hay otros que tienen ofertas y las están estudiando?. ¿Y ahora qué hacemos?, ¿Cómo que se van?, ¡Pero al final son todos mercenarios que se van por la plata!, ¿Y a quién van a poner?, ¡Y claro, los pobres clubes sufren el éxodo! y así, infinitos comentarios.
Miren: si es que hay una buena noticia, tal vez la mejor desde la llegada de Jaguares al Super Rugby, es que hay que asumir que los jugadores puedan irse, que tengan la chance de hacerlo y que ojalá, puedan hacerlo.
Los que vinieron o se quedaron a poner el hombro para jugar en la franquicia no tenían ninguna obligación de hacerlo. Muchos resignaron dinero afuera, otros hicieron el cálculo y les convenía volver y/o quedarse para poder jugar también en Los Pumas y otros, para estar cerca de sus afectos. Ninguno aceptó un chantaje siniestro, ni fue víctima.
Si ahora, por su acopio de experiencia y roce internacional en el hemisferio sur tienen ofertas y pueden irse para vivir una nueva vida en otros lugares del mundo y también, juntar plata… ¿Cuál es el problema? ¿Dónde está el inconveniente?, ¿Con qué dedo acusador los van a señalar?
Esto, que apenas es un esbozo acá, es lo que pasa en Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda desde hace más de una década. ¿Por qué no nos iba a pasar?
Y así, surgen los agoreros, los fatalistas: “¡Pero nos quedamos sin jugadores! y ¿quién va a jugar?”.
Ni nos quedamos sin jugadores, y van a jugar otros.
¿Por qué? Porque para jugar, hay material de sobra. Lo que hay que hacer es darle tiempo a los entrenadores, a los Pladares (que se van a llamar Academias UAR en breve), a los Centros de Rugby provinciales, a desarrollarlos. Habrá que incrementar el scouting. Habrá también que saber y aprender a esperar. Argentina XV y Pumitas son gran banco de pruebas. Habrá que tener paciencia.
No hay que pedir resultados. ¿Quieren ganar siempre? Eso no va a pasar. A veces, se va a ganar y muchas más veces, no. Pidamos que evolucionen, no que ganen.
Con lugares por cubrir se van a ampliar las posibilidades de probar más jugadores, más alternativas, se va a incrementar la base en serio, se va a amplificar el espectro de competencias, va a haber diferentes niveles de calidades (no todos van a ser “top”) y además, no es un tema sólo de jugadores, sino de entrenadores, preparadores físicos, analistas de video, profesionales administrativos, dirigentes. Se va a empezar a cubrir un amplio abanico que hoy no está cubierto.
Entonces bien… Si se van cinco, ocho, doce o quince jugadores de Jaguares a jugar a otros lugares, no nos vamos a quedar sin nada, en absoluto. Más bien, todo lo contrario. Al rugby argentino le va a venir fabulosamente bien.
Lo que no explicó oportunamente la UAR porque lo urgente les tapó lo importante (tampoco se preocuparon por machacar para dejarlo claro) es que este proceso de ingresar al profesionalismo, el de Jaguares, el de la Liga Sudamericana, la Currie Cup y todo lo que pueda venir, es un proceso muy lento, muy de largo plazo.
Como en Argentina el largo plazo -por nuestra idiosincrasia- son cerca de 90 días, algo que tiene diez años de proyección no lo alcanzamos a visualizar, a asimilar. Esto, es obvio, no significa que todos estén de acuerdo con que pase, pero es lo que va a pasar, irremediablemente.
Como está plasmado en el disco Clics Modernos y parece profecía autocumplida: Los dinosaurios van a desaparecer, aunque nos quieran seguir pegando abajo.
Por Eugenio Astesiano www.hablemosderugby.wordpress.com