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"Si no quedaba, no era la muerte de nadie"

Los Pumitas están en Francia, precisamente en Marcoussis, el Centro de entrenamiento que la FFR tiene cerca de París. El Mundial de la categoría está a seis día de comenzar. Dos jugadores de ese plantel, Agustín Segura y Santiago Chocobares, tienen historias parecidas. Ambos juegan de Centro. Los dos son originarios de ciudades no tan grandes en las que el rugby está en desarrollo y/o crecimiento y los dos también vivieron, en el último año, grandes cambios en sus vidas, con mudanzas (de ciudad y de club) incluidas. Ellos mismos cuentan sus historias recientes.

Agustín Segura (1,87m/ 95k) es catamarqueño con origen en Catamarca RC y actualmente vive en Córdoba y juega en Jockey Club de Córdoba. Santiago Chocobares (1,87m/90k) es originario de Rufino (Prov. de Santa Fe) y jugó y creció en Los Pampas de Rufino. Hoy, vive en Rosario y juega en Duendes RC.

Agustín Segura: “Mi último año fue distinto al resto de lo que había vivido hasta acá. Me adapté, pero me costó. Vivir solo, en otra ciudad… Aprendí muchas cosas. Cosas de vida, personales y de rugby también, al pasar a jugar en otro club, en otra unión, con otras intensidades en los entrenamientos. Fue un gran cambio en todo sentido“.

“Es muy inesperado todo esto. Yo jugaba y me entrenaba en Catamarca, con mis amigos. De a poco empecé a tener convocatorias en el seleccionado de mi unión (Andina). Jugué torneos contra seleccionados de otras uniones y creo que a partir de ahí se empezó a dar todo lo que se dio después“.

Chocobares a su vez reflexiona: “Soy de Rufino y siempre voy a ser de Los Pampas. Jugué en Infantiles y juveniles ahí. Luego, pasé a Duendes cuando me vine a estudiar a Rosario y también… Fueron muchos cambios. Pasé de vivir en una ciudad de 18 mil habitantes, en casa, con mi familia y tener la comida lista, dejar el bolso con la ropa de entrenamiento en el lavadero y al día siguiente tenerla lavada… A vivir solo en Rosario, a cocinarme todos los días, a lavarme yo las cosas, a organizarme con las horas de rugby y las horas de estudio… por suerte me fui adaptando bien. Además, tuve la enorme fortuna de, en poco tiempo, empezar a jugar en el plantel superior“.

“El último año fue mucho abocado a la parte rugbística y también, al estudio (estudia Kinesiología). Esta convocatoria lógicamente me puso muy contento y a todos en Rufino. Allí el rugby se vive con mucha pasión. Somos pocos, pero dejamos todo por el club. Se hace todo por Los Pampas. Y se valora muchísimo”.

“Si no quedaba en la lista, no iba a ser la muerte de nadie. Hablé mucho con mi familia de eso… no pasaba nada, más allá de una amargura pasajera. Mi vida iba a seguir. Iba a seguir jugando en el Club, seguir estudiando… Yo tengo edad para estar -eventualmente- también en el próximo Mundial, así que estar en este ya era un logro enorme para mí”.

Estar en un plantel mundialista sé que implica una gigantesca responsabilidad y entiendo lo que significa, pero atrás de eso hay una vida. Voy a seguir con mis estudios de Kinesiología, voy a seguir jugando al rugby en el club. Esto es un hito, un momento que es hermoso, en el que hay que estar completamente concentrado, es un compromiso enorme, que dura un mes. Luego habrá que seguir con todo lo demás, como siempre y sin perder ni el foco ni la humildad“.

 
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