Fueron dos semanas casi completas de gris multicromático y estaba al caer un furibundo sol. Sólo era cuestión de tiempo y paciencia, como la del partido. Como corresponde al anfitrión se vistió de gala, sí, pero con la alternativa. El ámbito, de excelente condición, donde recibir al convidado también fue el de enfrente. Pero nada de todo eso camaleonó al equipo y su funcionamiento. Directamente desde el arranque y sin darle tiempo al público a acomodarse en las inmediaciones del alambrado, el verdinegro dio la primera estocada. Aún no se sabría si para poner en claro que vendería cara una circunstancial derrota o si fue para cumplir con el presagio que reza “el que pega primero pega dos veces”. Despertando así la profunda preocupación de un Tilcara presto a balancear el juego y el marcador, siguiendo las huellas del arduo sacrificio de sus delanteros. Buscó refugio en hacer lo que más le convenía, y llevar al local a jugar en su campo y sin la pelota en las manos, para así no darle la chance de volar como es su costumbre sintiéndose dueño del control. A pesar del cambio de aire renovado surgido entre los relevos, el paranaense no aguantó el ritmo demoledor de su contrincante, se vio engañado en la disputa de la posesión y superado en variantes ofensivas. Corrido los minutos y con un tanteador ya abultado fue hacia el perdido por perdido, tirando sobre la mesa la carta justa que necesitaba el fantasma para facturarle un gigantesco menos diez. Así se floreó tomando los espacios vacíos o provocándolos con el cambio de ángulo de carrera para desairar todas las camisetas verdes que iban a contra pierna, o que directamente ya no tenían piernas. Mas no lo hizo con intenciones de dejarlo en ridículo, pues siempre se comporta de manera caballeresca cuando la diferencia de rendimiento es muy despareja. Por el contrario, fue el intento de entrenar con una oposición real y tremendamente digna todo su abanico de posibilidades. Aceitar un funcionamiento que no alcanzó para continuar en el Nacional pero que le traerá grandes satisfacciones en el TRL.