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Ausente sin aviso

Algún generoso lector de las pretenciosamente denominadas columnas que durante el año anterior publiqué en este medio me preguntó, una semana atrás, si no escribía más. Nunca dejo de escribir. Porque me produce una intensa satisfacción. Le respondí que todo estaba igual y no había motivos para expresarse sobre el rugby de hoy.

Reflexionando sobre la respuesta al paso, noté que merecía un desarrollo o una aclaración. Por lo tanto allá vamos.

Del rugby del Litoral podemos afirmar, sin ningún temor al error, que sigue ostentando el dudoso título de "peor regional de la Argentina". Me animo a afirmar que interrogando sobre la modalidad de programación a cualquier aficionado al deporte menos conocido nos va a responder sorprendido preguntando en que psiquiátrico está internado quien lo diseñó. Pocas veces se ha visto que en una ronda de cinco partidos entre seis equipos se elimine......UNO SOLO. De competencia ni hablar. Que es la única alternativa para mejorar el rendimiento individual y colectivo. Resultado: nivel pobre y decreciente. Mediocridad instalada, que le dicen.

Esto puede comprobarse de dos maneras: 1) observando la participación de los equipos cordobeses y tucumanos en el Nacional de Clubes. De jugar un rugby físico y limitado han avanzado sobre sus falencias y juegan un rugby integral sin haber perdido la rudeza característica. 2) poniendo el foco sobre los resultados. Nosotros dejamos de destacarnos por nuestras destrezas (en alguna época, casi exquisistas) y no progresamos en el juego de contacto. Mi interpretación: en un juego en el que el espacio tiende a cero las destrezas valen o se jerarquizan cuando pueden ser realizadas bajo máxima presión. Vuelta al principio: en un campeonato que solo es competitivo en su últimas cinco o seis fechas es muy difícil progresar.

Del incipiente rugby profesional: estamos inmersos en una etapa de franca confusión. La síntesis se podría expresar como un dilema existencial. Los Jaguares son Pumas o Los Pumas son Jaguares? La base de sustentación es pequeña y la superposición de roles me parece que agota mental y físicamente a los jugadores. Los "europeos" siguen proscriptos para integrar el seleccionado por lo que solo se asiste a un cambio de indumentaria. Además no aparece el juego y por ende los resultados. No se vislumbra en el horizonte ninguna intención de generar una alternativa profesional de cabotaje por lo que la provisión de jugadores a esa élite seguirá el camino de los planes de alto rendimiento. Que desde los números suma poco.

Otro detalle que dificulta la inserción del rugby de élite en la gente de rugby. La superposición de horarios entre los partidos locales y los internacionales. Por supuesto que entiendo las razones comerciales que influyen sobre el horario de los partidos de Jaguares y Pumas. Pero es imposible generar una afinidad cuando hay que elegir entre pasar una tarde con los amigos, siguiendo a los colores propios, o ver en directo o por TV el partido internacional de turno. Más aún con los Jaguares que andan a la busca de una identidad.

Eso es lo que se ve. O Por lo menos lo que veo yo. Desde la pasión que despierta esta forma de vida que se llama rugby.

Hasta la próxima.

Por Mario Baetti.

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