Con las derrotas de Brumbies y Waratahs, el rugby de Australia parece no poder frenar la caída libre en la que se encuentra. Quizás sea un mal inicio de temporada de Súper Rugby, pero seguramente las franquicias australianas están comenzando a sentir el calor de las miradas y las críticas por los pobres resultados obtenidos.
Luego de las nuevas caídas de las franquicias australianas, me surge el siguiente interrogante: “El rugby australiano está en ‘crisis’ después de disputadas 9 fechas de Súper Rugby?”.
Si echamos una mirada a simple vista de la temporada 2016, en las primeras 9 fechas hubo solo dos triunfos de equipos australianos (Brumbies y Reds), y ambos jugando en condición de local, sobre neocelandeses.
El ex entrenador de los Wallabies, Alan Jones, dice que el problema tiene dos aristas, la primera reside en el nuevo formato de la competencia con 18 equipos entre los que se encuentran Kings de Sudáfrica, Jaguares de Argentina y los Sunwolves de Japón. Mientras que la segunda es el rugby de clubes en Europa, que les ofrece a los jugadores Australianos una mejor retribución por sus servicios y un calendario mas ordenado, según Jones.
"La SANZAAR, pretende un torneo enorme, incorporando muchos países, es demasiado grande, es demasiado incontrolable", agregó Jones.
En este escenario las franquicias australianas en los últimos años tienen un registro desastroso contra los kiwis: 15 derrotas en los últimos 22 partidos, definitivamente no es un buen presagio de lo que vendrá.
En el 2017 los Rebels han sido derrotados por los Blues (18-56), Hurricanes (71-6) y Highlanders (51-12).
Esto ha motivado a Jones a exigir una reconstrucción total, desde la base, del rugby australiano: "Es como construir tu propia casa. Si no se parte de buenos cimientos, no tiene sentido construir el techo. Por otra parte, si se gasta todo el dinero en la construcción del techo y no hay cimientos decentes, entonces el techo se caerá", sentenció Jones.
El techo no ha caído, se está volviendo más inestable a medida que los resultados no se dan, razón por la cual la paciencia de los australianos se va desgastando.
Los primeros planes para estabilizar la situación es cortar al menos una franquicia como mínimo para el 2018, con esto se pretende un shock para que las demás franquicias tomen conciencia y por otro lado que, estos jugadores sin franquicia refuercen a las que quedan en competencia, pero puede que se necesite más que eso para traerlos de vuelta a maneras consistentes de ganar.
Hay un refrán antiguo que dice “Cuando el río suena, aguas vienen”. A principios de año Andrew Mehrtens, ex All Black, se había quejado de lo extenso del calendario con este formato, hoy nos encontramos con Jones con quejas por la misma situación.
Para quienes somos espectadores de la competencia, llaman la atención los estadios vacíos, basta con ver el pasado fin de semana el estadio de los Bulls vacío en su partido contra los Jaguares. Algo hay que cambiar, eso está claro, con este escenario a las franquicias cada vez se les hace más complicado poder mantener jugadores de calidad, que son los que hacen que los espectadores asistan a los estadios. Hoy estos jugadores prefieren el rugby europeo, que está pasando por un gran nivel técnico, porque viajan menos, ganan mas y posee un calendario más ordenado, aunque ello implique no poder jugar en sus equipos.
Habrá que esperar pero algo se viene.
Por Claudio Brandolini