DENTRO DEL REGLAMENTO, TODO. FUERA DEL REGLAMENTO, NADA.
Provincial logró una merecida victoria por 39 a 27 sobre Teqüé y consiguió un lugar en las semifinales del Torneo del Interior B. El equipo dirigido por Guillermo Ronco ahora viajará a Montevideo.
Apresurarse a catalogarlo de partido chato, cuando sólo se habían consumido treinta minutos de lo reglamentario, fue un presagio de cosas mejores que sobrevendrían en continuado. Porque pasó de lo básico a lo pasional, de ahí a lo emotivo para concluir en la exacerbación por la pulsión de atesorar el fruto del esfuerzo. El de dentro del campo y el de fuera, dándole un tinte heroico al camino recorrido hacia el destino más soñado.
Y dentro de ese horizonte se vislumbró la lucha por la contención de las ansias para darle paso a la estrategia racional. Lógico es decir que no siempre se pudo. En varios pasajes la intencionalidad manifiesta por llegar a la meta dio paso a los errores no forzados. Aquí aparece en escena la sangre fría de volver al cauce natural del plan de juego seguro y paciente. Ese que trae bajo el brazo enormes satisfacciones a aquellos que no pierden los estribos, aún en desventaja de cualquier factor.
Como era de esperar, la visita herida en su amor propio por verse superada, cayó en la desesperada carrera contra el cronómetro. Pudo acercarse en el tanteador, evitando una diferencia cercana a la paliza. Pero cometió el pecado de los inexpertos y de los desesperados: descuidar la cobertura, despojarse de la serenidad y equivocarse en puntos de referencia de manual.
El refrán popular dicta severamente “el que se enfada pierde”. Pierde la batalla contra los imponderables y contra el adversario. Haciendo gala de su experiencia en utilizar todos los recursos disponibles y de complementar aquellos que no se hacen presentes, Provincial hizo pesar su localía bien ganada en la primera fase del torneo. Y también de las picardías tan necesarias en estas instancias, como para que quede claro de qué lado debe caer la moneda en su viaje infinito hacia lo impredecible.
De todas maneras, los escalones restantes hacia la gloria habrá que prepararlos con la fuerza, destreza y delicadeza que amerita la ocasión. Con todos los brillos de una constelación hacia el recuerdo inextinguible que le quita la respiración a todo el grupo humano albirojo.