Un desgarrador 25 a 31 dejó a Jockey fuera de la final del TRL, nada más y nada menos que ante el eterno rival.

Y si el entorno festivo del partido que agónicamente la gana Old Resian a CRAI en el primer turno no fuera suficiente, Duendes y Jockey nos entregaron un nuevo capítulo en el historial de una rivalidad convertida a esta altura en mito popular rugbístico. Tomando valor desde la unión del plantel, el intento de volver a las raíces, tomar envión anímico de todos los recursos disponibles y torcer un presente con altibajos era la premisa prevaleciente.
Imposible será sindicar como propias a un solo equipo las palabras escritas en el primer párrafo. Cada uno aunque desde distintos lugares, recibe el bálsamo de esa situación desesperada por plasmar, en los sucesos reales, el grito más visceral por alcanzar el remanso y la calma sanadora de heridas internas.
El conjunto de Fisherton, víctima de una sequía infartante de copas, dejó de lado el viejo formato de aplanadora invicta y goleadora que se quedaba sin combustible en el partido decisivo, por otro de inestabilidad panorámica pero fuerte en los momentos de hacer pesar más la razón que el corazón. Este sistema nuevo lo depositaba una vez más en una instancia definitoria. Volvió a pensar en su juego desplegado, haciendo daño así en la defensa verdinegra pues el corto se convertía en un infructuoso y desgastante choque.
Por su parte y sin sobrarle nada, el hexacampeón apeló a una dosis imprescindible de todo aquello que formó parte del déficit. ¿Vamos a volver a hacer un recuento de proyecto, lesionados, convocados, regresos y otros etcéteras? No. Ya lo hicimos. Hablemos ahora de cómo se ganan estos partidos. Porque el oficio y el bagaje de experiencias te transforma en sabio, conocedor de todas tus falencias, aprovechador de cada una de tus virtudes para maximizarlas y rodearlas de la contingencia propia de lo acaecido en el instante.
Estos partidos se ganan con la picardía del acostumbrado a jugarlos. Al curtido en los nervios, aquel casi entregado al knock out esperando pacientemente el espacio para el golpe definidor, jugar con el cronómetro y la desesperación del contrincante. Y toda la poesía cinematográfica desencadenada.
Cuando el tiempo de juego se diluía como agua entre las manos, el verdiblanco en inferioridad numérica por amonestación iba por la heroica, percutiendo con los delanteros a metros del ingoal, intenta un salteo al espacio. El polaco Goyeneche fraseaba en el tango “Desencuentro”: . . .”ni el tiro del final te va a salir”. . . Y se volvió a escapar. Reaparecieron los fantasmas del pasado. El trabajo de nueve meses jugado en un pleno. ¿Si era try? Pero no fue.
Desatada la locura, invadido el campo de juego, llenas las gargantas de revancha por todas aquellas voces pesimistas, esos comentarios cercanos al obituario de una era y transformados los conjuros deseosos de ver por fin al gladiador de rodillas y vencido. Al sobrevuelo de muchas alegrías. Por eso los protagonistas hacían referencia a un disfrute multiplicado por mil. Este es el camino hacia, en principio, entrar al Nacional de Clubes. Habrá que no desbordar de ansiedad por dos semanas para conocer la definición. Y el resto deberá seguir esperando, con trabajo y sin desesperar, con el objetivo supremo del aprendizaje.