Un ambiente de singular expectativa se creó con la incorporación de una franquicia de nuestro país al Super Rugby. Envalentonados por el cuarto puesto en el pasado mundial y, dada la mayoritaria presencia de jugadores de dicho equipo en el correspondiente a Jaguares, una actitud de injustificada euforia triunfalista se introdujo raudamente en el ambiente del rugby.

Es sabido que en el deporte argentino, como en otras actividades, se desprecia, a priori, un décimo puesto a nivel mundial. Probablemente, luego de razonar brevemente con el supuesto interlocutor, admita que estar entre los 10 mejores del mundo constituye un logro altamente valorable. Es difícil analizar desde donde surge esa presunción de éxito asegurado. Sobre todo si se tiene en cuenta las deplorables condiciones en las que se entrenan, en general, nuestros deportistas de élite. Más aún si se considera que no hay formación atlética básica y la pirámide, por lo tanto, está floja en su constitución de sostén.
En ese contexto pero sin un análisis racional ya se considera un fracaso la actuación de los Jaguares en el Super Rugby. No estoy para nada de acuerdo.
Me parece, desde una perspectiva alejada del entorno del equipo, que la intención de la UAR es ampliar la base de jugadores profesionales en condiciones de participar de la alta competencia. Si uno observa el promedio de edad del plantel que ha participado de esta primera fase y, si excluimos a cuatro o cinco jugadores con largo recorrido en las canchas, este está mucho más cerca de los 20 años que de los 30. Imposible saber si lo planeado tendrá éxito. Perder seguido es una circunstancia de la alta competencia. Perder, creo que en forma transitoria, el orden no es bueno. Juzgar este proceso ahora es arriesgado e inconducente.
En el período previo al Mundial 2015 se vivió algo parecido. Hasta los jugadores salieron a decir que se hartaban de derrotas dignas. Pero había un objetivo primario: adecuar nuestro rugby a los modos de la competencia de alto nivel. Y jugando un rugby atractivo consiguió un extraordinario cuarto puesto en dicho evento.
Hubo una idea, se siguió un proceso y aparecieron los resultados.
Nada garantiza que esto se repita. Pero me parece que vuelven a aparecer los ingredientes mencionados.
Por lo que vuelvo a la pregunta del título. Siempre los mejores? O todo lo bueno que podamos ser?
Mario Baetti