top of page

UN BRÍO DESGARGANTADO

Y un día volvió, porque vuelve para las finales. Siempre vuelve en estas instancias. Nuestro Poeta del Litoral, Jorge Adrián, se puso a escribir inspirado en la definición. En este Litoral 2024. No espere un análisis deportivo, o si, pero si usted lee todos los años estas líneas y nuestro medio, lo sabe. Busque otras cosas. Espere lo inesperado. Espere lo mejor. Espere que la pluma más excelsa de toda nuestra región lo haga explorar otros ámbitos. Otras sensaciones. Aquí con ustedes.

Porque todo aquello que nos inspira surge de algo concreto, que tiene un espesor, también inclinación hacia una profundidad iniciadora de un intenso proceso de transformación.  Y en ese camino, mejor dicho por ese camino, nos bastó una mirada panorámica para certificar que no era casualidad estar presente ante los cuatro protagonistas más osados.

  Un semestre plagado de kilómetros, paisajes y mates estaba por ver florecer aquella semilla que mejor utilice las fuerzas de la naturaleza.  Algunas claramente biológicas, y también de las otras, las emocionales.  De más está decirles con un criterio puramente humanista que estábamos ante la enorme oportunidad de ver hecho realidad el sueño de todos, la alegría de un puñado.

  Y así, ante los pasos de las páginas del almanaque deseando estar presentes en el final y buscando que no llegue el final, envueltos en la gesta de una fecha patriótica ambas escuadras se propusieron aprovechar la oportunidad entregando hasta la última de las gotas de sudor por imponerse al poderío y la resistencia del contrincante.

  Se repartieron momentos de dominio y también desaciertos, que los hubo en cantidad.  Es por eso que desde el fondo del tiempo se llega a la cumbre sin dar pasos en falso. El dueño de casa albergó, organizó, concretó una fiesta nunca antes vista, con la ilusión intacta, con ganas de rugir fuerte.

  Detrás de todo esto acontecieron ochenta minutos de una vibrante competencia deportiva, el contenido deslumbró a la par del continente con la satisfacción intacta de no tener que reprocharse nada. Vencedores y vencidos expusieron los méritos que los depositaron en el último partido del torneo, el que todos quieren jugar, el que todos quieren ganar.

  El poeta argentino Oliverio Girondo escribió en Espantapájaros “. . . no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. . .” y cabalmente las miles de manos verdiblancas que aplaudían la victoria hasta enrojecer sus palmas, festejaban a viva voz que este equipo, ésta tarde, se dio el lujo de mostrar que sabe volar.

 

Por Jorge Adrián Franco

Foto: Lucía Ríos.

Comments


bottom of page