Cada una de las sensaciones previas llevó a un lugar común, plagado de paridades emblemáticas disfrazadas de espectros imbatibles y superiores. Pero en realidad es toda una construcción contra fáctica a la que hay que poner todo el tiempo a prueba. Y ésta era una oportunidad inmejorable.
Porque luego de haberse visto frente a frente hacía tan poco, restaba un aire de segundas chances pocas veces servida en este contexto. Y por si esto fuera poco, el marco era el apropiado para la epopeya vernácula.
Desde el arranque Duendes tomó nota de inmediato del tardío despertar de su rival, facturó rápido y contundentemente dando un golpe tremendo al centro del plan adversario. Como muestra está el gasto, consiguió en cinco minutos lo que a la visita le costaría treinta y cinco para nivelar.
En el complemento el equipo de Villa de Mayo se serenó y comenzó a llevar las acciones hacia sus puntos más fuertes: line al dos, maul imparable y golpear fuerte en los rucks. Y desde allí intentó edificar un camino hacia la zona de anotación verdinegra. Los últimos veinte minutos de partido le tendrían preparado una sorpresa.
Desde el minuto veintiséis hasta el treinta y cuatro todos los presentes contuvieron asombrosamente la respiración. Las acciones se volvieron tan vibrantes por el embate local frente a la resistencia visitante que se hizo imperioso ni pestañear. En el día del estreno de diseño nuevo de camiseta alternativa, al fantasma todo le costaba el doble que a su rival de turno. Doble tiempo, doble esfuerzo, doble rigor físico, pero tanto va el cántaro a la fuente. . .
Ya sobre el final, la alegría desatada y nacida en un soberbio drop de Araujo dio paso a la misma situación pero en el lado inverso. Para los que tenemos algunos años, nos acercó a un dèja vú de 1999, cuando durante el Mundial de Gales se enfrentaron Los Pumas vs Irlanda y lo ganan aguantando una enorme oleada verde durante varios minutos. Pues así se vió. CUBA hizo gala de su pick & go desde la línea de 22 hasta la de ingoal y Duendes apretó los dientes porque ya terminaba el tiempo reglamentario.
En el último instante y por propia desesperación cubana se produce el knock on que justificaría el esfuerzo salvaje. Esta vez el músico debió aceptar el “violín en bolsa” del refrán popular, no por haberse asegurado una victoria, todo lo contrario. Es por tener que ir a buscarla a otra parte mascullando la bronca.