Con tan solo 18 años Ignacio Gandini es uno de los jóvenes más prometedores del rugby rosarino. Se ha ganado un lugar en el primer equipo de Duendes a lo largo del año, y a días de las semifinales se animó a dialogar sobre su crecimiento en este último tiempo, el rendimiento del conjunto verdinegro, la convocatoria al seleccionado juvenil y la posibilidad de participar en el próximo mundial de menores del año que viene.
Para darse cuenta del presente que hoy está viviendo Ignacio Gandini, hay que remontarse a su niñez, porque fue allí cuando tuvo que tomar una decisión que lo llevó al lugar donde está hoy: “Arranque a los 9 años a jugar, en Provincial hice todas las categorías infantiles, pero a los 14 decidí irme a Duendes. Fue una decisión que tomé con un amigo, jugábamos juntos en Provin y lo decidimos así. Yo sentía en ese momento que Duendes vivía el rugby como yo quería vivirlo, dedicarle el cien por ciento de mi tiempo, y no me arrepiento para nada”. Según cuenta el juvenil verdinegro, en el club de Barrio Las Delicias se vive el deporte de una manera única en la ciudad, desde su entrenador, atento a cada particularidad para mejorar, analizando partidos de su equipo e incorporando maneras y técnicas de las ligas profesionales. “A mis papas no les gustó mucho al principio la idea de cambiarme de club, pero con el correr del tiempo me dieron la razón”, añadió el joven forward.
Metiéndose de lleno en lo que fue la primera parte del Torneo Regional del Litoral para Duendes, no dudó en decir que fue un proceso muy bueno pero sin hacer a un lado las dificultades que tuvieron: “Llegamos a un gran nivel en la última parte, de a poco, pero se logró el objetivo. Desde el último partido con Hindú por el Nacional de Clubes fue un proceso muy lindo, y ahora llegamos con muchas ganas a esta parte del año, que es la más linda”. Este sábado 9 de Septiembre se disputaran las semifinales del TRL, en donde el elenco verdinegro se jugará el pase a la final con Estudiantes de Paraná, y haciendo alusión a los compromisos importantes que se vienen, Nacho Gandini aclaró que hay muchas expectativas y muchas ganas de arrancar a jugar, y refiriéndose a la preparación del equipo, agregó que “desde el martes pasado se arrancó con la preparación para el partido contra CAE, viendo los errores en los últimos partidos y analizando cómo va a ser el juego”.
El 2017 viene siendo un año muy positivo para el joven talento, quien estuvo integrando a principios de año el Seleccionado Juvenil de Rosario, pero el momento más importante fue el poder llegar a jugar en la primera del club. “Los primeros partidos fueron duros, estaba nervioso, pero el apoyo del equipo fue fundamental, el grupo es muy bueno y me ayudaron mucho”, comentó. También señaló como muy importante, la confianza que le brindó y sigue brindando el entrenador del primer equipo, Fernando Bilbao. Además, sólo esboza palabras de gratitud y sorpresa para con el equipo, y no deja de resaltar la diferencia que hay cuando se da el salto al primer plantel. “Viven el rugby como si fuera profesional, es una cosa de locos”, comenta y agrega. Lejos de salirse del asombro, destaca la labor del coach: “Fernando mira y analiza videos de competencias extranjeras y de los equipos de acá, y después nos los muestra y trata de marcarnos detalles para mejorar tanto en el juego de equipo como en los aspectos individuales”.
En el mes de julio, Gandini tuvo la chance de sumar su primera experiencia en un Seleccionado Nacional Juvenil, donde tuvo la oportunidad de disputar un amistoso frente a Uruguay, con victoria para el elenco argentino, que tuvo al rosarino con varios minutos en cancha. Pero sin embargo, mostrando una temprana madurez dijo estar tranquilo y con mucha calma, aclarando que las próximas oportunidades que tenga, intentará aprovecharlas al máximo. “Fue una experiencia muy linda, el staff nos trató diez puntos, los hoteles un lujo”, agregó. Sin lugar a dudas que esta primera concentración con el combinado nacional lo pone en la consideración del staff para compromisos venideros, y el Mundial Juvenil del 2018 será un compromiso más que importante aunque lejano aún. “La ilusión siempre está, pero ahora no estoy pensando en eso, se viene la parte más linda del año con el club y merece que esté completamente metido. Voy a disfrutar de lo que me toca vivir hoy en día y a su debido momento me enfocare en ese objetivo”, aclaró el tercera línea.
Pero más allá del momento que le toca vivir al jugador verdinegro, también ocupa el poco tiempo que le deja el rugby en su futuro, en su preparación profesional, como la mayoría de los jugadores amateurs. Actualmente Ignacio Gandini se encuentra cursando el primer año de la carrera de Kinesiología: “Por suerte pude coordinar bien los horarios de estudios con el entrenamiento, luego de entrenar a la mañana, tengo tiempo para ir a cursar a la tarde bien temprano, me queda la tarde noche para ir al club”. Mientras que el horario de la facultad le abarca los cinco días de la semana, además de entrenarse con Duendes los lunes, martes y jueves, también lo hace en los mismo días en el PLADAR (Plan Nacional de Alto Rendimiento), y no muestra ningún descontento con los recorridos que tiene que hacer, en su mayoría en colectivo, dirigiéndose de una punta de la ciudad a la otra.
En todo el esfuerzo que hace y el tiempo que se toma para no dejar de lado ni el estudio como el Duendes, el talento rosarino admite la importancia que tiene su familia y el apoyo que le brindan día a día: “La familia es fundamental, siempre me bancaron para jugar, cada vez que tuve que dejar algo de lado por el deporte me entendieron y ayudaron”. Otro que sigue sus pasos, es su hermano, un año más grande, pero está haciendo su camino rugbístico en Gimnasia y Esgrima de Rosario. Y no ocultó las ganas que tenía de compartir cancha. “Más que nada por mis papás, pero por esas cosas de la vida”, el hermano menor terminó en uno de los mayores rivales de la ciudad para Duendes como lo es GER.