Universitario recibió en “La Quinta” a Duendes por la octava fecha del Litoral y perdió por 24 a 41 en una nueva edición del clásico del barrio Las Delicias.
Alguna vez se fue planeando un argumento con consistencia y contenido. Desde esa base definir un rumbo inalterable hacia el cénit. Y en el recorrido las sorpresas, imponderables algunas de ellas, dirigiendo el orden de dirección con de las buenas y de las malas. Porque a sabiendas de la rudeza del desarrollo mantener la intensidad es no negociable.
Al momento de mirar hacia el cielo a la espera de un designio del destino, se convirtió en el manto de vital corriente y sería allí donde se jueguen las estrategias sazonadas de experiencia. Para lograr una señal de la brújula parecida a las anteriores y conocida por repetición.
Al arcoíris desdoblado la recta lo dirigió hacia aquel horizonte donde, dicen, está esperando bolsas de tesoros inimaginables en búsqueda de un dueño. Y en esa empresa se embarcó contra todos los obstáculos, incluso con lo irregular del terreno. El local salió a dejar claro que no se conforma con su presente ni con su pasado más inmediato. Que su hambre de superación lo depositará más temprano que tarde en el lugar que supo disfrutar, aquel más acorde a su tradición.
¿A veces sienten que esa obra ya la leyeron? ¿Y que a pesar de repetida vuelven a leerla? Pues bien, habrá que prepararse. Porque a pesar de haber vivido siempre el mismo final, el verdinegro está dispuesto a provocarnos un déjà vu de recorrido final. Luego de sus participaciones en los torneos nacionales suele tener un comienzo de regional complicado, con bajas, buscando un estilo, y bla, bla, bla. Historia conocida.
Avanzando de menor a mayor en su rendimiento el heptacampeón ha sido eso. De menor y con críticas despiadadas todos los principios de año, a regular en el avance de fases, a mayor en instancias finales. Y una vez más, cuando todavía resta jugarse una fecha, ya sacó boleto para las semifinales. Otra vez, si. Quedan tres asientos en las pretensiones de cuatro clubes.
A la novena fecha se le adicionará la emoción y la ansiedad por pertenecer al círculo de privilegio. Repitan conmigo: “¡Qué lindo es el Torneo Regional del Litoral!”.