Jockey recibió en las cuatro hectáreas a Duendes por una nueva edición del clásico grande del TRL, lo venció por 31 a 21 y se mantiene entre los animadores del certamen.
¿Cuántas veces se hace referencia al dicho popular “el deporte te da revancha”? Muchas. Y no está de más pues, despojado de toda connotación negativa y vengativa, el verdadero espíritu es prepararse mejor para obtener el lauro. Y en esto va edificando la versión 2017 de un club golpeado. Por los años de sequía, porque durante ese lapso fue la sensación de varias de esas ediciones hasta incluso ostentando invictos derrumbados en las instancias finales y por el estigma de ser el verdugo siempre verde y negro.
A todo lo desplegado, no hay que alejarlo de un presente urgido por la eliminación del Nacional de clubes B en manos del Jockey cordobés y la derrota en Paraná por el regional. Sólo una victoria frente al heptacampeón podría despejar el panorama inmediato y se convertiría en el bálsamo reparador que refleja el acierto de recorrer el camino de esta manera.
Y así es como con los bolsillos llenos de seguridad y sabiéndose de antemano capaces, atropellaron al verdulero donde más les duele. En la disputa permanente y en ganarla. El equipo de Fisherton no le permitió posesión, lo encerró en campo propio, posicionó con el pié, lo castigó con el maul. En definitiva hizo mucho y se equivocó poco, inclinando la humedecida pradera cuesta a favor para zambullirse en líneas adversarias.
Por ello no tuvo más que desgastar el segundo capítulo. La bestia herida no claudicó en el incansable embiste del capote, vendió cara cada gota de su derrame y hasta se ilusionó con salvar su vida luego de la majestuosidad de sus movimientos de abordaje. Pero no resultó proporcionado, y los relevos no fueron suficientemente efectivos. El matador cortó orejas y rabo y ofreció el premio a la platea, que aplaudió de pié hasta dejar las palmas rojo carmín.
Grande será el desafío de continuar en la senda, por el momento de figura aserrada para ambos. No estaría nada mal mantenerse por detrás de los punteros, sin perder pisada pero mudando la presión del protagonismo a otro invicto. Esto último les cae al talle a los dos protagonistas de esta contienda electrizada y los conmina a seguir entregándonos joyas como ésta sin importar el color del vencedor.
Por Jorge Franco - @coquipumas
Foto: Juan Galimberti.