Como expresión inequívoca de una serie de conductas sociales lo políticamente incorrecto,o su opuesto, define que es lo que se debe decir y lo que se debe callar para no despertar el mal humor de la sociedad. Se refiera uno a la misma en general o a núcleos más reducidos y limitados a determinadas actividades.
Cuál es el primer paso para poner de manifiesto una falla, error, o como se quiera denominar al funcionamiento inadecuado de una disciplina? No digo nada nuevo si afirmo que, reconocerlo, es el primero.
Una anécdota jugosa recogida de un trabajo en el que se estimula el cuestionamiento de las conductas: en un regimiento todos los días se montaba guardia al costado de un banco de madera. Nadie sabía por qué pero el hecho se repitió diariamente por treinta y cinco años. Hasta que a alguien se le ocurrió formular dicha pregunta. Luego de largas investigaciones se llegó a la verdad: alguien había dado la orden, treinta y cinco años atrás, de custodiar el banco de madera, recién pintado, para evitar que fuera dañado. Como nadie se preguntó la razón y la orden había sido dada por la autoridad correspondiente, y lo que es más importante, ninguno discutió el alcance de esa orden se produjo esta absurda conducta a través del tiempo.
No se puede mejorar si no se cuestiona. No hay posibilidad de progreso si no se toma conciencia del estado de situación. Sería políticamente correcto escribir que el torneo Regional del Litoral es altamente competitivo. Nadie se sentiría molesto ni comprometido. Pero, además y a mi juicio, de faltar a la verdad no estaría aportando nada para modificar ese estado de situación que juzgo inadecuado.
Reitero: no se trata de poner en la picota a los dirigentes y funcionarios del rugby. Todos los días dan muestras de su predisposición para trabajar por este deporte. Pero es necesario ampliar la mirada y plantearse otras posibilidades.
Dejar, por un rato, de custodiar el banco de madera y preguntarse para qué lo cuido.
Hasta la semana próxima semana cuando las letras del rugby nos convoquen.