A propósito de la visita del Gerente de Desarrollo UAR, Eliseo Pérez, tuve la oportunidad de obtener, de primera mano, una opinión comparativa sobre los torneos regionales.
No creo que cometa una incidencia al transcribir su parecer sobre el del Litoral. Manifestó que, desde el punto de vista competitivo, era el peor.
Más allá de no poder hacerme eco, frente a mi desconocimiento del resto de los campeonatos, coincido plenamente con sus dichos respecto del nuestro. Más allá del gatopardismo perpetuo en la programación de los torneos nunca han sido atractivos. Visto desde los jugadores y, ni hablar, desde la posición de espectador.
De que se trata esto? En una primera etapa argumentamos que la presencia de los santafesinos había disminuido el nivel de los equipos rosarinos Tal vez haya sucedido en los primeros cuatro o cinco años. Luego Santa Fe Rugby fue el campeón. Historia terminada por ese lado.
La conclusión es que el rugby rosarino sigue estancado o en descenso. La respuesta ha sido siempre de una mediocre formalidad: cambiar la estructura de los torneos. Con los mismos participantes de un nivel promedio deficiente. Hablo de nivel promedio porque surgen, eventualmente, equipos que destacan tanto a nivel local como nacional.
Pretender que sea atractivo lo mediocre es, a mi modo de ver, altamente improbable. Donde está la solución? En el trabajo serio y fundamentado en los clubes, en la atracción de nuevos jugadores y en evitar la deserción de los existentes.
No se trata de defenestrar dirigentes. No es un planteo personal hacia alguien o algunos en particular. Se trata de una mirada distinta que apunta a que se vea algo, que en el devenir cotidiano, aparece en segundo plano.
Cualquier deporte se fundamenta en los buenos clubes formadores de jugadores de excelencia. No hay otra manera de hacer buenos campeonatos.
Es lo que me parece. Hasta la semana próxima cuando el rugby nos convoque.